top of page
Buscar

Cuidadores cada día

Me llama otra vez, ya no consigue levantarse de la silla sin ayuda, yo suspiro nuevamente y me levanto del computador en donde estaba revisando el informe que debo enviar. Pienso que no hay tregua, y tampoco final. A veces la paciencia se termina y no sé cómo levantarme yo tampoco. En otras ocasiones su mirada de agradecimiento y de paz es toda la recompensa que necesito. Saber que se siente segura y tranquila me llena y justifica cualquier esfuerzo.

Los cuidadores pasamos por esa “montaña rusa” con frecuencia; algunos ya consiguieron desarrollar ese sentido de la aceptación y del afecto hasta el nivel de sentirse plácidos en esta tarea, y así la vida fluye de una manera tan suave y feliz, es envidiable ese estado. Otros han cerrado esa oportunidad y la vida se les vuelve una confrontación constante entre la obligación, la culpa y la frustración. Hay quienes aún estamos cruzando de un extremo al otro luchando por fortalecer lo positivo sobre las dificultades. Sumergirnos en nuestra propia humanidad y continuar caminando con el corazón en la mano.

Repetidamente nos vemos frente al espejo sin creer lo que estamos viviendo, ¿en qué momento mi familiar terminó en este estado? ¿qué hizo él o ella para estar así? ¿cómo yo terminé aquí y ahora, siendo su cuidador sin más opción de construir otro proyecto de vida? ¿qué quiere la vida de mí?


Las preguntas llenan nuestros espacios hasta que conseguimos escapar de e

llas, no nos ayuda preguntarnos. Es mejor vestir cada mañana nuestro traje de trabajo y dar los primeros pasos hacia el sol que nos espera.

Son pocas las veces que los cuidadores con quienes me entrevisto no se cuestionan y se muestran satisfechos; la vida del cuidador es una constante pregunta sobre lo que se está buscando o hacia dónde se está caminando. El no saber hacia dónde remamos nos llena de incertidumbre y también de mucha ansiedad. De ahí que es muy importante conocer lo más claramente posible el estado de nuestro familiar, en qué consiste su enfermedad, cómo será el progreso de la misma y sobre todo, qué es lo que debemos esperar, qué es lo que buscamos con cada uno de nuestros actos: aliviar el dolor, ayudar a dormir, unas horas de tranquilidad, unos días iluminados...


Que nada nos tome por sorpresa, que la vida sea una aventura anunciada para que así consigamos brindar la calma que ellos necesitan. No llenarnos de falsas expectativas, no buscar innecesariamente lo que no se va a obtener y no someter a nuestros familiares a procedimientos incómodos y dolorosos solamente por mantener por poco tiempo más su cercanía física (pues muchas veces su mente ya no está con nosotros). Aunque las despedidas nunca son fáciles debemos buscar llenar esos momentos de todo el amor de que seamos capaces, solo así podremos decir que nuestra labor de cuidadores habrá sido fructífera y eficiente (aunque parezcan palabras frías para una experiencia tan intensa).

En el mes de Noviembre se busca recordar, visualizar y agradecer a los cuidadores, sin embargo quienes estamos en este lugar tenemos todo el año la bandera en alto, sin buscar agradecimiento, tal vez solo respuestas y un espacio de tiempo en el que podamos poner las ideas en orden.

Cuidar no es tarea para cualquiera, o más bien, sí lo es, porque todos los seres humanos somo capaces de amar hasta este extremo, sentirnos así de vivos es

una invitación para todos, saludo y abrazo desde aquí a todos los CUIDADORES que han sabido aceptar esta invitación. Me enorgullece conocer a unos cuántos y a ellos va toda mi admiración cada día del año.

Paola López Ocampo

Noviembre, 2021

83 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Commenti


bottom of page